De nuevo la rutina, el autobús está medio lleno. "No hay trafico en las carreteras", es cierto, estamos en agosto y nadie trabaja. Siguiente parada, ella entra con su maletín y el periodico. Se sienta y empieza a leer. No me ve.
El autobús sigue su ruta, tengo problemas para oir la radio, parece mentira de que esté a menos de un kilometro de la emisora.
Ella sigue ahí, tranquila, inmersa en las noticias que se escribieron ayer para leerlas hoy. Tal vez luego la vuelva a ver, trabajando o de vuelta a casa.
Llego a mi parada, ella me ha visto y yo la saludo.
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